Entre barrotes (1ª parte)

Estaba dispuesta a no entregar su corazón a otro hombre y es que su última experiencia amorosa la había dejado con el alma maltrecha. “De ahora en adelante”, se dijo, “mis relaciones con los hombres estarán ceñidas al sexo. Ya está bien involucrar sentimientos”. Berta, que acababa de entrar en la cuarentena, era una mujer inteligente y atractiva. Su trabajo como arquitecta y la viudez después de un matrimonio de más de quince años con un afamado constructor, le proporcionaron una posición económica más que desahogada. Su vida transcurría así plácida, sacudida con los únicos altibajos que le producían sus convulsos sentimientos, fruto de un carácter apasionado y tremendamente enamoradizo.
Por eso decidió firmemente poner en práctica su faceta frívola cuando coincidió con un atractivo cincuentón de aspecto algo bohemio, en una de esas fiestas sorpresa que se celebran al traspasar la significativa edad de los cuarenta. Él no había dejado de observarla con sus brillantes ojos azules desde que Berta entró por la puerta de la casa de la anfitriona. Se dió cuenta enseguida ya que Igor, que así dijo llamarse el galán, tampoco disimulaba su interés. Al final la abordó en el jardín con alguna frase convencional sabedor que Berta comprobaría que, a una imagen agradable, se unía una voz seductora que se adornada con el acento de algún innombrable país del este.
Durante toda la velada en la que Igor no se separó de Berta, ésta se mantuvo en la superficialidad desplegando una desbordante sensualidad de quién se sabe desnudada pero, hasta el momento, prohibida. La provocación acrecentaba el deseo de él, cada vez más sugerente en sus ademanes y en unos roces, cada vez menos furtivos. Ella se sentía cada vez más excitada presa de ese estado que se produce cuando ves cerca la victoria. “Recuerda Berta”, se repetía una y otra vez, “Solo sexo”. Las experiencias de Berta en este campo que se concretaban en el susodicho matrimonio de quince años con un hombre que le sacaba algo más de veinte y que estaba para pocos equilibrios sexuales y, al enviudar, en unos encuentros con un típico veinteañero ávido de experimentar con mujeres maduras a las que se supone de gran experiencia y sabiduría en las artes eróticas. Esa relación la había dejado vacía de sentimientos ya que Berta los volcó todos en aquél individuo que confundió con el hijo que nunca tuvo hasta que se percató que, lo que en realidad buscaba, era licenciarse en sexo. Al ver que Berta no era precisamente una catedrática, se dedicó a buscar por otras sábanas más dispuestas a enseñar. Por eso una relación con Igor, al que identificó como muy ducho en las lides amatorias, por su forma de cogerla del brazo y de acercarse a su oído para susurrarla cualquier cosa con la excusa de los decibelios musicales, le iría bien para adentrarse en los sótanos, en las alcantarillas del amor.
23 comentarios
A Brisa igualando la marca de San Pedro -
Brisa -
Pero eso sí te dejo un enorme beso susurrado
Para Kaleidoscopio, mi lectora imprescindible ;-) -
Kaleidoscopio -
Para Kaleidoscopio fiel a su lectura -
Kaleidoscopio -
A Eliza, para nada masoquista -
Para cielodescubierto, esperando que saque el conejo de la chistera -
Para Pléyades, caminante no hay camino, sino estelas en la mar -
Para Enigmática por el sexo a cualquier edad -
Para Susy, la caridad bien entendida -
Para monocamy, recién licenciado -
P.S. ¿¿ Y dónde quedamos los madurosssssssssss?? :-SSS
Para mentacalida, sola ante el sexo -
Para Noa- esperando la degustación madura -
Eliza -
cielodescubierto -
Sugerente relato... uuhhmm... sorpréndeme. ;)
Un besito
Pléyades -
Enigmática -
Lo cierto es que el sexo es una necesidad del cuerpo, y la edad no es impedimento para nada.
Susy -
Disculpas y abrazos.
Anónimo -
Que el las búsquedas no nos olvidemos de nosotros.
Abrazos
monocamy -
Una mujer madura, semimadura o como quieras, goza de un actractivo natural que le da su propia condición.
Y mucho menos hoy en día, siendo un hecho que la juventud accede con mayor facilidad y desparpajo a la información de naturaleza sexual y a los contenidos eróticos y pornográficos, sea de cuál sea la naturaleza de su soporte.
Con esto no quiero decir que el planteamiento del relato sea erróneo (¿o sí?) puesto que es cierto que se trata de una opinión generalizada... que no comparto.
:P
mentacalida -
Un abrazo
Menta
Noa- -
En fin... que has envuelto a Berta de palabras perfectas para hacerla tentadora... veremos de que cualidades la dotas... porque continua verdad?
Noa- esperando